La conciencia y las prácticas desprendidas de ella, que buscan nuestro propio bienestar, que podemos definir como autocuidado; son aplicables a todos los campos de nuestra vida y especialmente, en la actualidad, al uso de tecnologías de la comunicación.
Es por ello que reflexionamos en torno al uso problemático de las tecnologías, que implican un margen muy amplio de tiempo, con los riesgos de perjudicar nuestro bienestar, exponernos mental, emocional, (aumento de apatía, agresividad, egoísmo, ensimismamiento) lo que implica un efecto negativo en lo social y en lo biológico (problemas a los ojos, cervicales y tendinitis) a peligros no visualizados o a los cuales se les baja el perfil, como ataques por estos medios o ser víctimas de engaños.
Debemos estar conscientemente alertas a los riesgos y a las medidas preventivas para protegernos, navegar por internet o comunicarnos por las redes, es como andar en la calle, los peligros son múltiples.
Sabemos que la cuarentena quebró los frágiles límites al uso desmesurado de los medios tecnológicos. Que el tiempo disponible para este uso es casi ilimitado entre nuestros jóvenes y adultos, y que aun así, se sienten más solos y aburridos (he ahí la trampa). Es un círculo vicioso.
Todos debemos tomar todas las precauciones posibles para no ser devorados por esta trampa de la modernidad. El antídoto es tomar autoconciencia, esto significa evaluar los riesgos preventivamente y tomar las mejores opciones y decisiones para nuestro bienestar cotidiano.
Somos responsables de nuestras propia seguridad y bienestar.
Alfredo Cabrera Olguín
Psicólogo Infanto-juvenil
Dpto. Convivencia Escolar
Australian College
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